La lectura intencionada de la fotografía intervenida era
la de una escena del crimen, sea inmediatamente después de haberse cometido el
delito o en una investigación policial. En ella se podía imaginar un clima
sobre todo silencioso, ubicado en un lugar desolado y lejano al contacto
humano.
Con la banda sonora busqué reforzar tanto ese contexto geográfico,
por así decirlo rural y en medio de la nada, como esa sensación de lejanía con
el ruido ambiente constante de la brisa y el lejano pasar de un vehículo, y de
silencio, enfatizando todos los sonidos
que rompen con esa constante, que uno no escucha normalmente, tal como los
pasos sobre la tierra y la apertura de una cremallera.
Si bien a la primera lectura (o escucha en este caso) el
espectador puede estar más guiado a la interpretación de que se está llevando a
cabo una investigación policial, en reproducciones subsecuentes se podrían
interpretar algunos sonidos de otra manera, como el cierre que puede ser tanto
de una campera de un oficial policía como de una bolsa en el que el asesino
está metiendo el cuerpo, o la cámara que podría estar usando el forense para la
investigación o podría estar usando el asesino como una especie de trofeo.
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